Rossy, pintora, escultora, actriz, escritora, artista antes que mujer.
Rebeldía, irreverencia, libertad plena con visos de anarquía. Su obra contiene el dolor que la desborda; su pintura es la flor que crece regada con lágrimas; el sismo que alumbra demonios; la grieta del alma trazada con perfecto dominio.
Con el pincel desuella hombres, mujeres y niños; nos desvela la virtud escondida bajo la piel.
Con las inmorales leyes de los colores desoye el monótono canto de lo establecido, construyendo cielos donde no hay nubes y alas para los "ismos".
Con ternura descarnada y descarada nos sumerge en la imperfección del cuerpo humano que en sus manos se vuelve divino, se transmuta en una pasión inmaterial, convirtiendo la carne en un reto para el espíritu, en una belleza imposible para los mortales.
Rossy es un sueño de amor con innumerables rostros, que para salvarse del grito obstinado del mundo, unce una cruz de óleo y grafito sobre su frente.
Texto: Víctor E. Fajardo, Escritor Yucateco www.elpoetaysusilencio.blogspot.com